Il Predestinato
El destino trágico de Charles Leclerc en Ferrari continuará por unos años más, y no podríamos desear una historia diferente.
Recientemente, Charles Leclerc firmó una extensión de su contrato con Ferrari, con una duración indefinida, para el regocijo de los fans de la Scuderia.
La fortuna de Ferrari en el siglo XXI no ha sido la mejor: no ha ganado un premio del Campeonato Mundial de Pilotos ni en el de Constructores desde el 2008. Cuando ha estado cerca, la victoria se le ha escapado de entre los dedos.1 Gracias a su destreza, Leclerc es, a los ojos de muchos, el piloto que podría llevar a su equipo a la victoria otra vez. Il Predestinato, le dicen algunos. Su continuidad es un respiro de alivio para los tifosi.
Pero, ¿lo es para los fans de Leclerc?
Pain
Quienes hemos seguido la Fórmula 1 en los últimos años estamos familiarizados con la figura trágica de Leclerc. Con el pain. Con el Ferrari strategy masterclass. Mala suerte y errores no forzados lo aquejan.
Fallas mecánicas le han pasado factura a Leclerc y a Ferrari, como su encuentro -casi cómico- con las barreras al inicio del Gran Premio de Brasil del 2023 por un problema hidráulico, o el doble DNF en el Gran Premio de Azerbaiyán del 2022 por problemas mecánicos. Los errores de estrategia y en pits tampoco han sido escasos. No es raro ver al equipo dudar sobre si dar una orden de entrada a pits, no pedir un cambio de posiciones cuando uno de sus pilotos es más rápido que otro, u olvidar que las llantas se gastan y hay que cambiarlas de vez en cuando.
Pero me temo que Leclerc no está libre de culpa. Varios errores icónicos afectaron su contienda con Verstappen en el 2022, como sus accidentes en el Gran Premio de Emilia-Romaña, intentando sobrepasar a Pérez, o en el Gran Premio de Francia, cuando estaba liderando la carrera. Quizás esto pasa porque Leclerc resulta corriendo riesgos innecesarios intentando aprovechar al máximo una máquina que no se compara a un Red Bull o un Mercedes, y porque busca compensar un equipo que no da pie con bola en la estrategia.
Torturados por esto, los fans de Leclerc frecuentemente desean que cambie de equipo por uno que le ofrezca mejores probabilidades de ganar. Honestamente, los entiendo. No obstante, Leclerc tiene que permanecer en Ferrari. Es una necesidad narrativa.
El muchacho de los ojos tristes
Con lo anterior no me refiero a que la permanencia de Leclerc en Ferrari sea necesaria para maximizar el entretenimiento y drama de Fórmula 1. Me refiero a que no tiene sentido que él esté en otro equipo. Es necesario, entendido como lo que es y no puede no ser.
¿Quién es Leclerc? Es un romántico, una figura trágica. Es un apasionado de la velocidad y de Ferrari. Sueña con triunfar en su uniforme rojo. ¿Y qué le da Ferrari a cambio? Errores, fallas, un desempeño mediocre en su carrera local, decepciones. Pero, a pesar de los percances, se ha mantenido fiel al equipo y sus decisiones.2 El pain no nace sólo de la frustración de no triunfar, sino también de no triunfar con Ferrari.
Y es que Ferrari tiene cierto atractivo romántico. Es sinónimo de velocidad y de lujo. Fue la fuerza dominante en Fórmula 1 en múltiples ocasiones, y el equipo de leyendas como Michael Schumacher, Fernando Alonso, Kimi Räikkönen, Niki Lauda, y Gilles Villeneuve, entre otros. Es el equipo que brilla por su italianidad intensa y su color rojo profundo. Además, probablemente es de las primeras marcas de autos que varios aprendimos a reconocer. Como dijo Vettel, “todos son fanáticos de Ferrari”.
¿Qué otras opciones existen? Los dos equipos con un desempeño merecedor de Leclerc son Red Bull y Mercedes.
Red Bull no es un equipo romántico. Es un equipo que se gana cada segundo de ventaja con las uñas y el ingenio. Es un equipo al que no le molesta ser disruptivo y que, incluso, se ufana de ello. Work hard, play hard. Sus pilotos no temen portarse mal para obtener ventajas, retando los límites de lo permitido.34
Mercedes es el resultado de fríos cálculos que han resultado en una de las eras de mayor dominación de la historia de este deporte. En este equipo hay orgullo y hay ambición, pero no con la pasión de un tifoso, sino con la constancia y precisión de una máquina.5
¿Y el resto? McLaren ha tenido mejoras prometedoras, pero parece más un mosaico de equipos de carreras que una identidad monolítica de la Fórmula 1 por estas épocas. Williams está atrapado entre su imagen de clásico de la vieja escuela y su nueva etapa con James Vowles. Los demás equipos no tienen una personalidad particular, probablemente por los constantes cambios de nombre y de dueños,6 y por el vaivén de sus resultados.
Aquello que es y no puede no ser
Los errores y fracasos constantes de Ferrari hacen que sea el lugar apropiado para Leclerc. Es un equipo al que el regreso a su gloria pasada lo elude, que pone a prueba la pasión de sus pilotos, que hace que apoyarlo sea una demostración de fe. Encarna una promesa, aparentemente inalcanzable ahora, de gloria y glamour; una promesa de Ferrari a pilotos en búsqueda de esa victoria imperecedera, y de ambos a los tifosi y su devoción. La tensión entre el talento de Leclerc y los resultados que alcanza con Ferrari mantiene viva esa promesa elusiva.
El veredicto es inevitable: el Ferrari actual no sería Ferrari sin Leclerc, y él no sería él en otro equipo. Sería otro piloto llamado Charles Leclerc, pero no sería Charles Leclerc.
Tenerlo en Ferrari es justo y necesario, y celebro que así será.
Véase 2010, 2012, 2017.
Más que Carlos Sainz, que ha retado al equipo en varias carreras, como con su legendario “stop inventing” de Silverstone 2022.
Los duelos de Hamilton con Verstappen y Pérez son un claro ejemplo.
Me atrevería a decir que el piloto más cercano a la cultura de Red Bull actualmente es Alonso. Ah, cuánto daría por verlo en ese equipo.
Se dieron el lujo de distraerse en el 2019 con la celebración de 125 años de Mercedes compitiendo en carreras, y esto pasó.
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